El pan forma parte indisoluble de la cultura universal de las civilizaciones y ha sido el alimento más consumido por las sociedades desde la Antigüedad.
Pablo Concha Sequeiros
PAN CUZQUEÑO
Cuando niño siempre le escuchaba decir a mi padre, “que donde fueras o vayas, al llegar lo primero que debías hacer, es probar el pan del pueblo”, en ese momento no entendí ni pregunté la razón. Años más tarde ya como antropólogo y en mis viajes por todo el Perú, comprendí su sabia frase. Entendí que el pan, “aparentemente” es la expresión más simple de la culinaria de un pueblo, pero también constaté que es la manifestación más cariñosa, bondadosa y humilde de quienes la elaboran, para satisfacer una necesidad primaria. Eso nos muestra la importancia eterna de este alimento sagrado como un producto del bien común.
En la historia tenemos ejemplos significativos respecto al pan: Uno de ellos, el milagro de la multiplicación de los panes por Jesús para satisfacer la necesidad del ser humano. A partir de esta escena, hemos aprendido a conmovernos ante las necesidades del prójimo y que el amor se multiplica.
El pan es un alimento básico y hoy con significativas evoluciones en su elaboración y presentación, es un manjar que traspasa las fronteras del tiempo y el espacio.
Retornando de lo global a lo local, nuestra tierra el Cusco, tiene un significativo aporte diverso en la producción de este vital alimento.
Muchos pueblos del Cusco han realizado una apropiación cultural y culinaria particular, un tipo especial de pan con nombre propio que las caracteriza hasta nuestros días.
Todos permanentemente escuchamos nombres como Pan Huaro, Pan Oropeza, Pan de Lucre, Pan de Urcos y también sus famosas Chutas; Pan de Pisac y sus empanadas.
La variedad y especialidad de panes en nuestra tierra, ha adaptado los nombres de los pueblos donde se las producen y han resultado en sabrosas calidades que han generado orgullos locales. Por ello mismo, vemos claramente que el consumo del pan está profundamente enraizado en el gusto y paladar de todos los cusqueños y extranjeros que se deleitan comiéndolos.
Es importante agradecer a hombres y mujeres artesanas del pan, que, con sus sentimientos, creatividad y sus manos, nos permiten tener desde tempranas horas del día, un alimento que nos llena el alma y sacia nuestra hambre.
Pablo Concha Sequeiros, Antropólogo y comunicador Cusqueño. Abril de 2022
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